Desde pequeña, el mundo de la estética me ha cautivado. Recuerdo que, cuando mi madre no me veía, sacaba un ramo de flores artificiales de un gran jarrón y, con mis pequeñas manos, tomaba el tejido que colgaba de las cortinas del salón. Con eso, inventaba mil historias y me sumergía en mi mundo lleno de creatividad.
Ya en mi adolescencia, mi necesidad de experimentar con colores me llevó a pedirle a mi padre que pintara las paredes de mi habitación de naranja (¡muy naranja!) y azul eléctrico. Luego puse la guinda del pastel con la decoración y me quedó un dormitorio de lo más ¡alegre y colorista! Aunque siempre fui soñadora y creativa, cuando llegó el momento de elegir, estudié finanzas. Sin embargo, en 2015, tras una crisis profesional que me hizo replantearlo todo, decidí dar un giro radical y seguir mi verdadera pasión. Fue entonces cuando emprendí mi camino, decidida a volver a crear y a creer en mí misma.
A lo largo de estos años, me he formado de manera constante, a fuego lento, con amor y curiosidad con el objetivo siempre de crecer como profesional y ofrecer lo mejor de mí en cada proyecto. Para mí, la decoración es mucho más que colocar un jarrón como el que tenía mi madre en esa ‘mesa camilla’. Se trata de escuchar a las personas, entender sus necesidades y realzar la belleza que hay en lo cotidiano. La decoración es un arte que transforma los espacios y la vida de quienes los disfrutan.
Si de pequeña convertía flores y cortinas en historias, imagina lo que puedo hacer con tu espacio. Si necesitas ayuda, estoy aquí, muy cerca de ti, al otro lado de esta pantalla.
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